Monitoreo de pasturas recién implantadas
Por Segundo Figueroa, Resp. Técnico de Barenbrug Argentina.
Una buena implantación es el cimiento para pasturas de alta productividad. Este resumen trata sobre cómo proteger a las pasturas -durante su fase inicial- contra enfermedades, plagas y malezas. Los tres primeros meses pos-siembra son críticos para el establecimiento de pasturas productivas. Todas las prácticas de manejo que contribuyan a una rápida germinación y un vigoroso establecimiento de plántulas contribuyen a minimizar la incidencia de enfermedades, plagas y malezas. Un buen barbecho, alta calidad de semilla, siembra en fechas óptimas y a densidades correctas, juegan un rol fundamental para potenciar el resultado.
Plagas y Enfermedades
De las enfermedades que afectan a las forrajeras durante su implantación se destaca el “Damping off”: un complejo de hongos causantes de muerte de plántulas en pre- y pos-emergencia. Patógenos como Pythium, Phytophthora, Rhizoctonia y Fusarium son parte de dicho complejo. Pueden ser transportados en la semilla o estar presentes en el suelo. El uso de semilla certificada, con alto vigor y el establecimiento de pasturas en épocas tempranas, son estrategias para poder lograr una correcta pastura.
A diferencia de las enfermedades, durante la etapa de establecimiento de la pastura, los artrópodos suelen ser un problema en condiciones de estrés hídrico y altas temperaturas. La mera presencia de la especie plaga en la pastura no necesariamente se traduce en pérdidas económicas. Por esto, se debe considerar: la correcta identificación de la especie, la estimación de su incidencia, su capacidad de daño y el estado de desarrollo de la planta en el cual la presencia de la especie resulta en daño. El monitoreo previo y continuo de los lotes son muy importantes para la correcta evaluación.
Como guía para la identificación de daño, los artrópodos que atacan pasturas durante la fase de implantación son:
- Masticadores: comprende isocas, gorgojos, grillos, bichos bolita y cortadoras. Galerías, agujeros, bordes comidos y falta de plantas son algunos de los síntomas que evidencian su presencia.
- Raspadores: como pulgones y trips. Algunos de los síntomas que caracterizan la presencia de raspadores son: manchas, decoloración, marchitez y muerte de plántulas.
Habitualmente, estas especies habitan en pasturas de segundo y tercer año, pero también colonizan pasturas recién implantadas debido a su alta calidad, causando pérdidas parciales o totales. Por ende, se recomienda el monitoreo semanal de la pastura durante la etapa de implantación.
Dentro de un programa de manejo integrado, el curado de la semilla se presenta como una estrategia de prevención de riesgo durante la etapa de establecimiento de las pasturas. En situaciones de alta densidad de artrópodos, el control químico queda como única alternativa, siendo otra herramienta dentro del manejo.
Malezas
Los altos niveles de infestación de malezas reducen la productividad de pasturas, tanto a través de la pérdida de plantas como por debilitamiento de las mismas, lo que retrasa el desarrollo y compromete la longevidad de la pastura. Las malezas también disminuyen la calidad del forraje debido a que generalmente son de menor valor nutritivo y poseen menor palatabilidad.
El período que comprende desde la emergencia hasta los 120 días posteriores a la siembra son claves para lograr una pastura de óptimas condiciones y en el cual se podrá lograr una correcta implantación y desarrollo para el resto de su vida útil. Cabe destacarse que en el período comprendido entre la emergencia y la primer hoja trifoliada en leguminosas y hasta la formación del primer macollo en gramíneas, las plántulas no toleran la aplicación de ningún tipo de herbicida. En consecuencia, es una etapa de suma sensibilidad a los productos que se apliquen, sumado a la aparición de las primeras heladas, pudiendo producir la muerte de plántulas y, por ende, la disminución del stand de plantas por hectárea.